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“Necesito 230 aviones de combate”: el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire sigue pidiendo más potentes Rafale.

Piloto caminando junto a un caza Eurofighter Typhoon en una base aérea, con personal de mantenimiento al fondo.

El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio lanza una cifra que resuena como un trueno en un cielo azul: 230 aviones de combate. Ni uno menos para mantener la alerta, el entrenamiento, la disuasión y las operaciones exteriores. Detrás de la petición, una batalla muy concreta por la masa, el ritmo y la credibilidad estratégica de Francia.

Un Rafale regresa de un vuelo, el casco brillando al sol, y se adivina en la visera del piloto una media sonrisa cansada. Los hangares huelen a queroseno y a pintura fresca. Un mecánico, con las manos ennegrecidas, murmura un “seguimos” casi para sí mismo, mientras un segundo aparato ruge ya por la calle de rodaje. Las misiones se encadenan, las horas pasan, las piezas de repuesto van dando vueltas. Un oficial de guardia afina el oído al leer la frase que circula por todo el Ejército del Aire: “Necesito 230 aviones de combate.” Levanta la cabeza como quien ajusta una correa. ¿Y si 230 fuera el mínimo?

230 aviones, una línea roja para el Ejército del Aire

Pedir 230 aviones es hablar de ritmo y de resistencia, no sólo de acero. Entre la alerta permanente sobre el territorio, la policía aérea con nuestros aliados, la disuasión nuclear y las operaciones que nunca se anuncian, la fuerza tira fuerte de la cuerda. El jefe de Estado Mayor no reclama un capricho industrial, reclama la posibilidad de durar. Dos cifras bastan para entender el reto: la disponibilidad diaria y el número de pilotos formados al nivel requerido.

Ejemplo muy concreto: Francia ha cedido Rafale de segunda mano a Grecia y a Croacia, excelente diplomacia, orgullo de exportador. En los escuadrones, estas salidas han dejado vacíos que hay que cubrir, rápido. Todos hemos vivido ya ese momento en que una buena decisión sobre el papel crea tensión en otro lugar. Aquí, esto se traduce en calendarios apretados, aparatos muy solicitados y huecos de entrenamiento que se consiguen casi al minuto.

En el fondo, “230” significa tres cosas: suficientes aviones para la alerta y la disuasión, suficientes aviones para las operaciones, suficientes aviones para formar y calificar. No todos los aparatos vuelan todos los días. Entre el mantenimiento, la modernización y las indisponibilidades, la masa bruta se transforma rápido en masa útil. Sin reserva, la excelencia se agota. El umbral solicitado asegura un núcleo de flota Rafale modernizada, respaldada por algunos Mirage 2000D mantenidos al estándar, para superar la década de 2030 sin carencias de capacidad.

Alcanzar la cifra: cadencia, municiones, doctrina

El método se basa en tres acciones: producir, modernizar y suministrar munición. Producir es aumentar la cadencia del Rafale mientras se entregan unidades a los clientes de exportación, e incorporar aviones para el Ejército del Aire a intervalos regulares. Modernizar es transformar la flota a los estándares F4 y luego F5, con sensores, guerra electrónica y cloud de combate. Suministrar munición es entregar Meteor, MICA NG, AASM, SCALP y preparar al sucesor del ASMPA. Sin municiones ni repuestos, un avión sigue siendo sólo un bonito objeto.

Error frecuente desde fuera: creer que “230” se resume en firmar cheques y aparcar aviones en una base. La verdadera clave son las horas de vuelo y las tripulaciones a nivel OPEX. Se necesitan simuladores de última generación, mecánicos formados, una logística fluida y una industria de mantenimiento que funcione sin sobresaltos. Seamos sinceros: nadie hace realmente esto todos los días. Hay que blindar las horas de entrenamiento cuando aumenta la tensión, incluso cuando la actualidad lleva a priorizar lo operacional.

En los pasillos, la frase se ha convertido en un estribillo.

“Necesito 230 aviones de combate”, repite el general Stéphane Mille, para mantener la alerta, la disuasión y la cima del espectro sin renunciar a la formación.
  • Acelerar las modernizaciones F4 y luego F5, para que cada Rafale tenga más peso en la misión.
  • Estabilizar la disponibilidad mediante un MCO más corto, previsible y digitalizado.
  • Garantizar stocks de municiones aire-aire y aire-tierra, para varios años.
  • Preparar la llegada de drones de acompañamiento (loyal wingman) para ganar en masa táctica.
  • Calibrar el calendario SCAF hasta 2040 sin crear un vacío intermedio.

Lo que cambia para nosotros el 230

Pedir 230 aviones es poner una brújula sobre un tema que se descontrola rápido: seguridad, industria, presupuesto, soberanía. Hablamos de empleos cualificados en Dassault, Safran, Thales, MBDA, de redes de pymes regionales, de escuelas de formación a pleno rendimiento. Hablamos también de noches más tranquilas cuando una patrulla despega en dos minutos para interceptar un aparato perdido. La pregunta, en el fondo, nos incumbe a todos: ¿cuánta protección queremos y a qué precio en la próxima década?

Punto claveDetalleInterés para el lector
El umbral de 230Masa útil para alerta, disuasión, OPEX y formaciónComprender por qué una cifra cambia la postura del país
Rafale F4/F5Sensores, guerra electrónica, cloud de combate, municiones NGVer concretamente qué hace a un avión “más potente”
Calendario e industriaCadencia, MCO, stocks de piezas y municionesSaber si el objetivo es alcanzable y a qué ritmo

FAQ :

  • ¿Por qué exactamente 230 aviones de combate?Para disponer siempre de un núcleo operativo, una reserva en mantenimiento y una flota para el entrenamiento. Por debajo de esa cifra, la cadena se satura y la pérdida genera huecos.
  • ¿Son 230 Rafale o una mezcla de aparatos?El objetivo principal es el Rafale modernizado, con un remanente de Mirage 2000D durante la transición. La cifra corresponde a un volumen de combate disponible, no a un solo modelo al 100 %.
  • ¿Cuánto cuesta aproximadamente?Un Rafale completo con sensores y guerra electrónica cuesta decenas de millones de euros, a los que hay que sumar el precio de las municiones y el mantenimiento. El verdadero coste se calcula en 30 años, no en el momento de la compra.
  • ¿Cuál es el plazo para alcanzar este umbral?En la década, sincronizando entregas, modernización y MCO. El ritmo depende de las líneas industriales y de las prioridades de exportación ya comprometidas.
  • ¿Qué relación hay con el SCAF previsto para 2040?El Rafale F5 sirve de puente hacia el SCAF. El objetivo “230” evita un vacío de capacidad y prepara a las tripulaciones para arquitecturas de combate más conectadas.

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